Los scones son el típico acompañamiento del té de la tarde. No son dulces; llevan sólo un toque de azúcar. Se comen calientes o tibios y la masa, suave y casi arenosa, debe deshacerse en la boca. Para lograr este efecto es muy importante trabajar poco la masa, para que la manteca que hay en ella no se derrita con el calor de las manos. Los scones se sirven con manteca o crema y mermelada.
Ingredientes:
– 300 gr. de harina 0000.
– 2 cucharaditas de polvo de hornear.
– 1/2 cucharadita de sal
– 75 gr. de manteca, bien fría, cortada en cubos.
– 3 cucharadas colmadas de azúcar.
– 1 cucharadita de esencia de vainilla
– 1 huevo.
– 1/2 taza de crema (puede reemplazarse por leche.)
– Leche para pincelar los scones.
Preparación:
– En una procesadora, pulsar hasta mezclar la harina, el polvo de hornear, la sal, la manteca y el azúcar, sólo hasta que los ingredientes se mezclen. No mezclar de más.
– Si se hace a mano, colocar los ingredientes secos en un bowl y refregar la manteca con la punta de los dedos, hasta que la mezcla parezca arena. No mezclar demasiado.
– En un bowl, batir la crema, el huevo y la esencia de vainilla. Pasar la mezcla de harina y manteca a un bowl y volcar el huevo y la crema. Mezclar sólo hasta unir con las manos, rápidamente. La masa no debe amasarse ni quedar lisa. Hacer un bollo, poner en una bolsa y colocar en la heladera media hora.
– Prender y calentar el horno y enmantecar una placa para horno.
– Enharinar la mesada o mesa y colocar la masa. Con el rodillo, estirar la masa dejándola de 2 cms. Cortar con un molde redondo de galletitas. Colocar en la placa, pincelar con la leche y colocar al horno, a fuego mediano.
– Unir los recortes de masa, estirar y volver a cortar los scones, hasta agotar la masa.
– Hornear hasta dorar, entre 15 y 20 minutos.